jueves, 20 de agosto de 2015

Cartas a Verano.

Querido, aunque odiado hasta ahora, Verano:

 Llegaste a mi vida en una tarde de primavera, con mil exámenes acabados, con los nervios de tener conmigo por fin los resultados. Llegaste inesperadamente trayendo contigo miles de recuerdos y haciéndome pasar las noches en vela pensando en lo que pudo haber sido y no fue, en lo que pude haber tenido y no tuve, en todo lo que rechacé.

De repente pasé de estar en las nubes a caer en picado por no recibir las noticias que yo pensaba que eran las que debían venir contigo. De repente me vi buscando todo lo que me faltaba, queriendo ser feliz con todas mis fuerzas sin saber, que eso llega sólo, que no puedes obligar a tu mente a convencer tu corazón.

Quizá te había esperado demasiado y por eso me decepcionaste. Y pasó Junio, y te llevaste mis esperanzas. Y llegó Julio y con él no volvieron. Julio fue el mes más raro de mi vida, una mezcla de alegría, nostalgia, decadencia y tensión. Pero tampoco me trajo buenas noticias y se fue con él la ilusión.

Y tú aun estas aquí, que diablos, aún te queda mucho para irte pero con Agosto has traído confianza, la confianza que me faltaba para no tener que esperar más noticias.

 No sé que será de mi cuando te vayas, ni siquiera en que ciudad voy a vivir pero eso ya no me importa. Con Agosto me has traído las fuerzas que me faltaban para aprender a sonreír, y quizá alguna vez te dije te odio pero hoy, hoy te quiero mucho.