martes, 12 de mayo de 2015

La princesa soñadora.

Estaba dormida esperando que algún príncipe la despertara de aquel largo sueño al que había sido condenada solo por el hecho de ser una mujer. Dormía y soñaba con ser su propia heroína, con luchar por sus ideales y hacer sus sueños realidad.

Cada día imaginaba que se despertaba de aquel sueño y no volvía a depender de un príncipe que pasara por allí para poder salir de aquella cárcel para, seguramente, acabar en otra que este le impondría. Soñaba con dejar de ser una frágil princesa y convertirse en una luchadora, en combatir y luchar por su reino.

Un día, una chica fue a visitarla y entre sueños la princesa fue capaz de oír su voz que le contaba que lejos de su castillo había empezado una revolución. Le contó que todas las princesas lo suficientemente valientes comenzaron a despertarse de aquel sueño y comenzaron a formar escuadrones de batallas para conquistar territorios. Le explico que solo hay que creer fuertemente en los sueños para que se cumplan.


La princesa despertó, y junto a esa chica, fue a luchar por su libertad. Perdieron miles de batallas, conquistaron muchos territorios importantes y además, dejaron un gran legado a todas sus hijas, las cuales continuarían su trabajo.